Yo que inclino la cabeza. Yo que tengo piedras de riñón. Yo que tiendo a declararme culpable. Yo que soy contradicción.
Yo que me rasco las heridas. Yo que me levanto con el mismo pie. Yo que no sé cómo escapar. Yo que recuerdo las promesas incumplidas. Yo que sufro una verdad inverosímil.
Yo que banalizo la desidia y ensalzo los pormenores. Yo que no me olvido de mis sueños. Yo que compro ropa de inseguro. Yo que sigo el Gran Hermano. Yo que no pido perdón por disculparme.
Yo que me froto los ojos. Yo que no me dejo consolar. Yo que lamento no estar contigo los días de lluvia. Yo que espero un autobús que nunca llega. Yo que me pierdo en mi propia vida.
Yo que no solía creer en el amor. Yo que tocaba la guitarra. Yo que confiaba ciegamente en mi ignorancia. Yo que colecciono las carencias de los otros. Yo que me disfrazo de actorcillo. Yo que me entretengo sin ayuda de nadie. Yo que tengo alergia a las miradas.
Yo que no me río de mis chistes. Yo que me violento cuando observo. Yo que cambio de careta en cada verso. Yo que ya no suelo emborracharme a pesar de mis amigos. Yo que ponía cara de castor. Yo que soy adicto a la tristeza.
Yo que escribo tonterías. Yo que me burlo, no entiendo, me deprimo. Yo que temo las calles vacías. Yo que escucho el eco de mis zapatos.
Yo que dejo abiertos los finales.
2 comentarios:
Está muy bien saber quién eres, no te creas...
Besicos
Uno trata de saberlo mientras aprendo otras cosas, je. Un saludo.
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