de mala manera en la oficina
y sonaba aquella canción
que susurraste en mi oído
mientras te hacía el amor
una tarde que llovía.
“Qué mala era”, pensé.
Mira que existen canciones.
¿Qué estarás haciendo ahora?
En el espejo, mis ojos
ni mis labios estaban cortados,
ni sonreía,
ni tenía ganas de verte.
Tú me amabas, recordé,
y a mí me gustaba el toque verde
del sol reflejado en tus pupilas.
Ya pasó y, sin embargo,
que nunca me había gustado.
Lo mismo que tus complejos,
Tus disparates, tu inconsciencia.
Subió el ascensor despacio
y no tuve tiempo de llorar.
Te quise tanto, ahora me acuerdo...
Dime, ¿por qué?
¿Por qué lo estropeaste?