Catorce mariposas aletean
desde la última vez que te marchaste
para que no te olvide y no se crean
tus recuerdos, albor de mi desgaste.
Catorce mariposas disecadas
con el cristal de la vitrina roto,
telaraña de nuestras madrugadas
tejida de ternura y alboroto.
Puede que se pudran en invierno
cuando amanezca la luna de Valencia.
Vuelvas o no vuelvas ya es eterno
el incendio aterido de mi cama,
el vaivén de las caricias de tu ausencia,
tu surco anglosajón, mi melodrama.
1 comentario:
Sencillamente, preciosa. Carmen
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