"L'Italia è l'unico luogo al mondo dove è nata prima la cultura e poi la Nazione. Dobbiamo andar fieri di questo, è una cosa meravigliosa" (Roberto Benigni)
Podría vivir en Italia. Es un lugar maravilloso. Me gusta el clima, me gusta la comida, me gusta el idioma y la gente es fantástica. Aquí se conduce como un loco pero se vive como un sultán. Será porque estoy de vacaciones.
Quisiera siempre tener la mirada de un turista. Esa mirada que se fija en los detalles, que busca la magia en lo cotidiano, que no tiene prisa, que todo lo encuentra bello. No sé si la gente en Italia es guapísima o es la forma en que yo miro.
Estos días en Forli, he estado disfrutando de Elisa y su mamma, de su infinita hospitalidad, de sus lecciones espontáneas de italiano y de las pequeñas localidades de los alrededores.
Italia es, en resumen, cultura e historia peleándose por estar por delante de la gente, mientras los italianos se comen su pasta y su pizza y sonríen al sol y al Mediterráneo. La cultura es todo belleza. La historia son simplemente hechos que no serían dañinos sin el uso que le dan la iglesia y los políticos.
En Predappio, que es donde nació Mussolini, visité la tumba del susodicho. Pocas veces he podido vivir una experiencia tan horrible y reveladora. Yo que no he visitado nunca el Valle de los Caídos, puedo decir, sin embargo, que aquí se nota que il Duce fue asesinado al perder la guerra y descuartizado por el pueblo; lo contrario a morir de viejo en una lujosa cama, digamos. Pero igualmente ahí estaban los joven es camisas negras, nostálgicos de un régimen que ni por asomo han vivido honrando a su líder fascista. Niños, me atrevería a decir, educados con tanto odio como para acudir un día cualquiera a la tumba de Mussolini a escribir en su libro de visitas que hizo grande Italia y que le echan de menos.
En Rimini, por supuesto, no había ni rastro de ellos, como por fortuna, en ninguno de los otros lugares de por aquí. En Rimini nació Federico Fellini. Pero es difícil de adivinar si no te lo dijeran. Apenas unas imágenes pintadas en unas calles cerca del mar te lo indican. La Strada, La Dolce Vita, Amarcord... adornan algunos bares. Pero no hay un museo ni una tienda de souvenirs. Cosa que si sucede cerca de la tumba del dictador, donde existe una tienda en la que puedes comprar pósters, camisetas y banderas.
Pero los italianos, como digo, viven ajenos a todo eso entre piadine y bruschette. Y bien que hacen. Porque a parte de lo dicho, nada por aquí denota la violencia y el horror de tiempos pasados. Sino todo lo contrario: todo es luz y vitalidad. No sé si es la mirada de un turista, en definitiva, pero el caso es que, a falta de museos, no veo más que viejas, monjas, gordas y extranjeras salidas de películas de Fellini mire donde mire y no puedo parar de sonreír.
3 comentarios:
Mi amigo Gerard vivió en Roma un año y lo odió con toda su alma.
Anna y yo fuimos de visita y lo odiamos también... Pero no toda Itália es Roma of course.
Enjoy the rest of your well deserved holidays!
Pues Ginés y yo, si alguna vez nos vamos a vivir al extranjero, casi seguro que será a Roma... o a cualquier otro lugar de Italia. Nos encanta.
(Bueno, yo creo que también me podría dejar caer una buen temporada por Buenos Aires... a pesar de que no lo conozco.)
Anche a me mi piace l'Italia :)
We missed you in Sardinia!
Besitos mon cher!
Publicar un comentario