11 de enero de 2010

OPENING NIGHT

"El teatro es infinitamente fascinante porque es tan accidental como la vida" (Arthur Miller)

PAULICK
El horroroso politono de mi móvil me despertó la mañana del estreno. Era Noe diciéndome que la madre de Miquel estaba en el hospital y que no iba a poder venir a hacer de técnico de la obra. Así empezó mi día.

Sin salir de la cama, me puse a hacer llamadas de teléfono. Parecía un mafioso. Llamé a Marc para contárselo. Estaba en el bus turístico, trabajando. Hablamos sobre qué hacer. Necesitábamos a alguien que hubiera sido técnico alguna vez y que estuviera disponible esa misma tarde para explicarle la obra, hacer un par de pases de luces y manejar la iluminación y el sonido durante la función sin haberla visto nunca. No había mucho tiempo. No sé por qué pero uno, con los años, se acostumbra a que pasen cosas así en el mundo del teatro. Sobretodo el día del estreno. Así que cogí el ordenador portatil y me lo puse sobre mis rodillas. Me conecté a internet. Siempre que necesito ayuda, hago lo mismo: miro quién hay en el messenger. Contacté con Carles para preguntarle por Sergio o Germán (posibles técnicos) pero los dos viven actualmente en el sur. Muy normal; nunca necesitas un técnico y el día que lo necesitas se ha ido a vivir a Andalucía.

Después miré la lista de reservas y se me ocurrió que uno de los que iban a venir había sido técnico para otras compañías: Jandro Romero. Le llamé y no respondía el teléfono. Llamé a Vanessa. Me dijo que probablemente estaba durmiendo porque quizás su novia había tenido guardia en el hospital la noche anterior. Le volví a llamar y seguía sin contestar. Hablé con Torres por el messenger. Me dijo: "Pues qué mala suerte quedarse sin técnico justo la noche de las celebrities", que es como llama él al estreno. Me levanté. Desayuné un plato de cereales. Me vestí. Me llamó Chándal diciéndome que le acompañe a vaciar el maletero de su coche para que podamos meter mejor la escenografía. Me puse la chaqueta. Salí de casa.

Piqué a Chándal en su nuevo piso de soltero. Subimos al coche. Lo aparcamos al lado de su casa. Sacamos del maletero una mini-cadena vieja, una botella de Coca-cola, una botella de Fanta, un Monopoly edición de bolsillo, una botella de vodka y vasos de plástico. Lo guardamos en su casa. Le dije: "No tenemos técnico". Chándal dijo: "¿Puedo hacerlo yo?" y entramos al coche. Pero el coche no arrancaba. Chándal lo intentó varias veces. No había manera. Levantamos el capó. Tocamos tubos del motor al azar. No arrancaba. Chándal me dijo que buscara otro coche por si acaso. Eran las dos de la tarde y no tenía ni técnico ni coche.

En ese momento, pasó un jubilado a nuestro lado: "¿Tenéis problemas con el motor? Eso deben ser las bujías. Esperad aquí que voy a casa a por unas herramientas y os ayudo". Entonces, me sonó el móvil. Era Jandro: "Torres me ha picado y me ha despertado. Me ha contado lo del técnico. Yo puedo hacerlo, no hay problema". Me fui a casa. Dejé a Chándal con el jubilado. Me reuní con Marc. Comimos un frankfurt y medio que compramos en el bar de abajo. Y me llamó Chándal: "El coche ya funciona. Lo ha arreglado el señor jubilado".

Horas después, el público nos aplaudía. Es curioso pensar que, en un día así, que la obra salga bien o mal es lo de menos. El aplauso parece premiar simplemente que la obra haya podido hacerse. Pero más curioso aún es que luego lo recuerdas simplemente como un estreno más. Todos los imprevistos, al final, forman parte del oficio.

(Gracias a Carles, Gabriel y Chándal por ofrecerse para hacernos de técnico si no conseguíamos a nadie. Gracias a Víctor por ofrecer su coche. Gracias al señor jubilado por arreglar el coche de Chándal. Y un afectuoso abrazo a Noe y Miquel que han pasado un fin de semana chunguillo)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Iván!
Me alegro de ese maravilloso aplauso. Me encantaría ver la obra! espero que algún día hagáis una gira y lleguéis a Madrid...
Muchos besos y que siga todo viento en popa!!!
Miriam

Anónimo dijo...

Ei, a Madrid no iremos pero igual vamos a Lleida... que no queda tan lejos de Zaragoza, eh! jejeje un besote

Carles dijo...

Quien no haya hecho teatro igual no lo entiende, o cree que exageras, pero puedo certificar que esas cosas pasan. Y al final... como si fuera un milagro, la obra se hace. Hablan de la magia del teatro, pero creo que debe ser algo que desprendemos los actores: alguna hormona, una energía, un olor, un efecto paranormal, una ley parecida a la del famoso Murphy... Algo que realmente estropea todo lo de alrededor, y luego, sin saber por qué, lo vuelve a arreglar. Hay que acostumbrarse a ello.

Me alegro por ese estreno. Nos vemos el sábado.

Semana Ando dijo...

que bonito que eres!!! enhorabuena!!!

Jo, me encantaría verte actuar alguna vez en un teatro...

Un beso gordo y espereo verte prontito, que hace muchísimo que no coincidimos!

Anónimo dijo...

jeje, carles, tú sí que me entiendes, además que hemos compartido momentos parecidos (o peores), pero la obra siempre se hace. Hasta el sábado!

Ojalá, guapa, pudierais venir a verme todos! :) Un beso y de todas formas nos veremos pronto.