No resultó difícil llegar a Alexanderplatz, una céntrica plaza muy cercana a nuestro hotel. Antiguamente había sido un mercado de lana y ganado, pero lo que nosotros encontramos fue un lugar de encuentro de vendedores de salchichas que peleaban entre ellos para que compraramos sus salchichas y no las del salchichero rival. Todas las salchichas de Berlín valen 1,20 euros., así que no hay que romperse mucho la cabeza para elegir. A ese precio, fue un alimento recurrido en momentos de desfallecimiento del viaje. Pero no sólo de salchichas vive Alexanderplatz. Entre sus otros atractivos se encuentran sus centros comerciales y los puestos de fruta fresca donde nos intentaron timar. Por alguna razón, se tiene la sensación de ser timado todo el tiempo simplemente por no saber alemán. Tambien había unas personas lanzándose con unas sujeciones desde uno de los edificios más altos en lo que podríamos definir como un sucedáneo de puenting.
MULA |
Llegamos al hotel arrastrando las maletas por unas calles junto a las vías del tren, llenas de tubos azules que se retorcían alrededor, por arriba y por los lados como en Super Mario Bros. En Berlín nunca sabes cuando las cosas son una creación artística de un bohemio o algo con una función real. Algunas veces son incluso ambas cosas al mismo tiempo. Nuestro hotel parecía un hospital desde fuera. Se encontraba tras una serie de restaurantes españoles, bastante populares en Berlín, con vino de Jumilla, tapas y café bombón. La recepcionista nos atendió en inglés con la clásica actitud quiero-terminar-para-seguir-leyendo-mi-revista-frívola. Apenas nos miró. Cumplió su función de la manera más robótica que un ser humano puede permitirse. Nos dio la llave. La habitación estaba en el primer piso. Decir que era diminuta es poco. Era tan pequeña que las camas estaban puestas en fila en lugar de estar una al lado de la otra. Teníamos baño y televisión. Claro que las toallas olían a agua sucia. Pero no estaba mal a pesar de todo.
Lo primero que hicimos fue ir a pasear por el barrio para familiarizarnos con la zona en que estábamos. Todavía era pronto y parecíamos bien situados, así que decidimos visitar ya los monumentos más característicos para quitárnoslo de encima. Pero como, no sé si sabéis, estos días eran los Mundiales de Atletismo en Berlín, no pudimos disfrutarlo con tranquilidad. Una de las cosas que más me impresionaron fue el Monumento en Memoria de los Judíos Asesinados en Europa: una gran superficie llena de bloques de cemento de diferentes alturas. Pasear por dentro provoca cierta claustrofobia, pero a la vez resulta bello y elegante. Como recuerdo a un hecho tan trágico y delicado, no se me ocurre una construcción más sobria y adecuada. Chapeau por Berlín, de nuevo.
De vuelta al hotel, ya estábamos muy cansados. Cenamos un kebab que compramos en uno de los miles de locales de ese tipo que allí había (¿más que salchicheros?) y caímos rendidos de cansancio, por el madrugón y la caminata del primer día. A las nueve y media ya estábamos dormidos. Podríamos haber cenado a la luz de las velas en alguno de los lujosos restaurantes que teníamos cerca, pero nosotros somos así. Yo no sé cómo podían ver lo que había en sus platos con tan poca luz. Durante los siguientes días, tratamos de seguir visitando la ciudad con más calma, aunque caminando mucho. Con el pelo tieso de usar el champú del hotel y tratando de vez en cuando de dejar la guía de lado y perdernos un poco. Así encontramos rincones maravillosos, escondidos. El verdadero Berlín, no su máscara. Galerías adornadas, bares a la orilla del río y calles auténticamente alemanas. De repente, uno se siente en un pequeño pueblo germano con ositos de peluche y no lo cambiaría por nada.
Claro que también hubo visita al zoo (que es uno de los más bonitos y cuidados que he visto; los animales allí parecen felices), al Pergamon-museum (una exhibición de reliquias robadas semejante a la del British Museum de Londres) y también una excursión a Potsdam. Allí pasamos más calor que en Toledo (que ya es difícil) pero valió la pena pasear por sus casitas estilo holandés y ver los palacios de Sanssouci. El último día, nos permitimos un habitual capricho al que pocas veces me resisto, sobretodo en el extranjero: desayunar en Starbucks un frapuccino.
Aquella noche, también nos acostamos temprano deleitándonos con los encantos de la televisión pública alemana: las actuaciones de popstars, una película doblada al alemán y un partido del Real Madrid en el que sólo enfocaban a Cristiano Ronaldo. Al final del partido, los periodistas entrevistaron a un jugador alemán del Madrid que no sabíamos ni quien era. Es divertido ver televisión en un idioma tan incomprensible porque puedes jugar a imaginar lo que dicen; o incluso tratar de hacer un doblaje inventado. He descubierto que sigue siendo uno de mis juegos favoritos; no lo hacía desde que era pequeño.
Llegar al aeropuerto fue más difícil esta vez. Salíamos desde otro diferente al que no llegaba el tren. Y llovía un poco. Irse de un lugar con lluvia es bonito: parece que la ciudad llora tu marcha. Tras una larga espera en el aeropuerto, nos fuimos en dirección al siguiente destino de nuestras vacaciones... con la espinita de no haber visitado Sachsenhausen (el campo de concentración) y con el miedo de volar con tormenta.
Continuará...
Llegar al aeropuerto fue más difícil esta vez. Salíamos desde otro diferente al que no llegaba el tren. Y llovía un poco. Irse de un lugar con lluvia es bonito: parece que la ciudad llora tu marcha. Tras una larga espera en el aeropuerto, nos fuimos en dirección al siguiente destino de nuestras vacaciones... con la espinita de no haber visitado Sachsenhausen (el campo de concentración) y con el miedo de volar con tormenta.
Continuará...
5 comentarios:
Hola! Tienes razón en lo de la lluvia... En nuestro viaje por Suecia, nos salió un tiempo espléndido, excepto el día que nos íbamos. La última imagen que tengo de estocolmo es en el aeropuerto viendo cómo el tiempo se ponía feo y triste, como mi estado de ánimo por el fin de las vacaciones... jejeje. Besos!
Excelente paseo al zoo y fotos. Me entretuve con tu relato.
gracias x eso
éxitos Iván
PD: Espero la continuación...
Nuestro diario de viaje...
ahora a makinar el suguiente!
eh trittte
hace poco una semna aproximadamente tomando clase de derecho fiscal, me puse a buscar imagenes de monumentos historicos en internet por que no le estaba ponieniendo atencion a la licenciada, y me encontre con una imagen que dio directo a este blog, y empeze a ver y me agrado el blog, de casualiad lo encontre, me falata leer algunas cosas pero lo que llevo leido esta muy bien se nota que eres un filosofo, aun me falat por leer algunas cosas pero esta muy inetresante tu "nihilantropia". te busque en el facebook para agregarte espero no te incomode, y sobre todo si gustas agregarme, espero estar en contacto. y bien por tu blog.
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