MULA |
30 de septiembre de 2007
LOS SUEÑOS DE EARLS STREET
24 de septiembre de 2007
XESCA, 'MON AMOUR'
Es tiempo que reciba un homenaje
la musa del casado del tercero,
que lleva a Peter Pan el equipaje:
Xesca Romero.
La Maura del teatro de la esquina
que llena con su voz el mundo entero,
se lleva el cabaret a la oficina,
Xesca Romero.
Resaca del divorcio en el posparto
de pactos entre ideas de bombero,
alma mater del poso del infarto,
Xesca Romero.
Tan dentro de ti una copla suena
al día antitabaco de un mechero,
tan gata en celo, tan niña buena,
Xesca Romero.
Revierte en arte todo lo que toca,
Lorca renace de su tumba hetero
escuchando sus versos en tu boca,
Xesca Romero.
Adicta del desprecio a los espejos,
gobernanta en la escuela del salero,
castañuelas repican sin complejos,
Xesca Romero.
Me pones cuernos con Shakespeare, Sabina,
Calderón y, sin embargo, te quiero.
El sexo de una flor con gabardina,
Xesca Romero.
16 de septiembre de 2007
EARLS STREET
La lucha ha sido encarnizada. Han habido patadas bajas y codazos en el ojo, pero finalmente, tras una semana, todos parecen haber conseguido un alojamiento. Yo he sido de los más afortunados. Vivo en un piso nuevo de dos habitaciones con una Polaca. Tenemos televisión y lavavajillas. Ella es muy limpia y nunca está en casa. Me siento muy feliz, sobretodo cuando veo los pisos de mis compañeros viejos, sucios y llenos de gente rara que viene y va y cocina y caga contigo.
Mi barrio se llama Particks y está a quince minutos de la Universidad de Glasgow que, por cierto, es preciosa. Una especie de castillo-iglesia. Por supuesto, los estudiantes de filosofía estamos relegados a un barracón a parte con poco del encanto del edificio central. Pero no me quejo, porque no puedo moverme del frío. Sin embargo, me congratula también comunicaros que aquí los alquileres son muy bajos comparados con Londres, y con lo que gané en el hotel, voy a poder pasar una temporadita sin trabajar. ¡Qué feliz soy!
9 de septiembre de 2007
OUT OF ORDER
Entra un norteamericano borracho, sudado y despeinado; rojo como un guiri de la Costa Brava; pelo rubio oxigenado. Se dirije directo hacia mí y me pide dinero. Dice que tiene que pagar un taxi, que es un huésped. Le digo que no puedo darle efectivo. Me dice que lo cargue a su habitación. Le digo que no es posible. Me dice que se lo cobre de la targeta de crédito y se lo dé. Le digo que no, de nuevo. El yanky se desespera, se aparta el pelo mojado de la cara. Me mira con odio. Me pregunta por un cajero automático y yo levanto las cejas. Saco de debajo del mostrador una guía de Londres a lo que él responde escupiéndome un par de gritos entre incontables fucking cosas y puñetazos en la mesa y patadas al mostrador. Yo no hago nada y el tío se va y se mete en el ascensor.
Aparece un negro enorme. Tan grande que entra por la puerta principal de lado. Se acerca hacia mí enfadado, yo sonrío. Me dice que el tío de los puñetazos le debe dinero. Empiezo a dudar de que tal gorila sea realmente un taxista. "Imposible que quepa en un coche", pienso. Entonces, me pide con la amabilidad del mejor mafioso el número de habitación del individuo en cuestión. Le digo que no puedo decírselo. Pone las manos sobre el mostrador. Tiene un gran anillo de oro a juego con uno de sus dientes. Su nariz aletea como un tiburón. Shaquille O'Neal no me daría más miedo.
POLYGRAM FILMS |
Aparece un negro enorme. Tan grande que entra por la puerta principal de lado. Se acerca hacia mí enfadado, yo sonrío. Me dice que el tío de los puñetazos le debe dinero. Empiezo a dudar de que tal gorila sea realmente un taxista. "Imposible que quepa en un coche", pienso. Entonces, me pide con la amabilidad del mejor mafioso el número de habitación del individuo en cuestión. Le digo que no puedo decírselo. Pone las manos sobre el mostrador. Tiene un gran anillo de oro a juego con uno de sus dientes. Su nariz aletea como un tiburón. Shaquille O'Neal no me daría más miedo.
Un golpe seco me salva la vida. Se oyen gritos en el interior del ascensor. Me acerco para ver qué pasa: el americano se ha quedado encerrado dentro. Golpea las puertas tan fuerte que creo que va tirar el hotel abajo. Grita desesperado, temo que despierte a todos los huéspedes. Subo arriba y trato inútilmente de abrirle, después lo intento desde abajo. Intento comunicarme con el rubio que me insulta repetidamente y me dice que le saque de ahí. El taxista se ríe maliciosamente y espera. Da más miedo que cuando está serio.
"Muy bien, se acabó. ¡Qué vengan los bomberos!". Marco el teléfono de urgencias mientras me pregunto cómo se dice "tío loco atrapado en un ascensor" en inglés. Consigo que la telefonista me entienda y el cuerpo de bomberos llega antes de que a los dos sujetos se les acabe el repertorio de insultos que se están intercambiando. En un abrir y cerrar de ojos, sacan al tío de ahí y de repente todo el mundo habla a la vez y yo no me entero de nada. Un silencio. Todos me miran. ¿Tengo que decir algo? ¿Se supone que yo estoy al mando o algo por el estilo? ¿Qué coño estaba diciendo todo el mundo? El ambiente parece tenso. Esperan que hable, así que le doy las gracias a los bomberos y le digo al taxista que sea tan amable de acompañar al caballero a un cajero automático para que pueda pagarle. Todos salen del hotel y yo me derrumbo sobre el sofá del hall.
Cuando el americano vuelve, me grita de nuevo, culpa al hotel de su torpeza y me increpa por no poner ningún aviso para que los demás huespedes no suban al ascensor que obviamente ya no funciona. Levanto el cartel que estoy escribiendo para que pueda leerlo: "Out of Order". Me muerdo la lengua, pero pienso: "¿No crees usted que luciría muy bien uno de estos avisos en su cabeza?".
Mañana es mi última noche en este hotel y en Londres. Este es mi último post sobre el tema, que ya ha dado más de sí de lo a uno le gustaría. Gracias por aguantarlo. La próxima será desde Glasgow.
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