16 de enero de 2008

REGALOS DE REYES 2: El Tete y la Tata

Si miras atrás, no sabes qué hubieras hecho sin ellos. Y no es que haya sido fácil, pues dolía cuando te tiraban de los pelos y tú les arrojabas un coche de juguete a la cabeza; jodía cuando ocupaban el baño, cuando usaban tus cosas; llorabas cuando perdías, cuando te dejaban de lado, cuando te decían aquello que sabían que tanto te ofendía. Era triste competir, difícil compartir, extraño odiarlos. Crecer sin intimidad no era fácil. Pero con ellos, ¡era todo tan divertido! Miras atrás y no los cambiarías por nada. Los que tenéis hermanos sabéis a lo que me refiero.


TETE

Como si hubiera de verdad una meta,
corre que se las pela en Serrahima,
tan cenutrio, tan afro, tan atleta,
el hermano del que rima.
Como volando en bambas con tachuelas,
con un dorsal que reza Simón dice:
me robó el corazón Pepe Viyuela,
Vomitón y yo felices,
Ed Wood, su abrigo de angora,
Michael Knight y Mitch Buchanan,
la distensión del ahora,
el Athletic de blaugrana.
Como si andar no fuera suficiente,
corre dejando atrás toda tristeza,
toda la retaguardia del valiente,
los calzones, la cabeza.
Como el radiocaset de Mikimoto,
como La Polla Records en tu recto,
un zurullo de coña medio roto,
los silencios del afecto.
“¿Y ahora qué, Bartolomé?”,
pregunta Joaquín Tardido
la tarde que me encontré
Víctor de Fonseca herido.
Como el Equipo A es incansable,
como Els joves, la tele del verano,
como Perturbado, ¡qué entrañable!
Mi cómplice del humor:
mi hermano.

TATA

Lulú con blanco mechón al viento,
cola de caballo del momento
que nos regala
los gritos a diario, la prisa
por la mañana, el beso y la risa
de gugumala.
Cuentos de Tintín entre las tetas;
viendo el Filiprim, comer croquetas
en el sofá;
Oh! Bongònia, Plàstic, Melrose Place,
el pecho duro de Patrick Swayze
sin deslustrar.
En pijama haciendo el vago
el Caqui y Biliboliago.
Jugando a chapas, al Un, Dos, Tres,
hacer el pino y verme al revés
con el vecino.
Musa de joaquines y manolos,
tan tiernos y cercanos, tan cholos,
tan anodinos.
Compartiendo las maletas
y merendando galletas.
Recuerdo Sensación de vivir,
cuando éramos tan ñajos y Scritch
era mi par.
Pumuky el colosal, Heidi y Marco,
al mediodía euforia en nuestro cuarto
y al acostar.
Mi regalo de cada mañana
fue despertar con mi hermana.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Al final lo conseguiste......;)

Los hermanos son esa piedra en el zapato que te pone el destino para no permitirte nunca estar solo realmente en la vida...maldito el mio, que me hace querer a alguien como a mi misma!


Ale, un beso y nada mas!

Fdo: Ella Baila Sola

Anónimo dijo...

Te dolía cuando les tirabas un coche a la cabeza? Más me dolió a mí! jejejeje
Tete, muchas gracias por este regalo, es una orgullo ser tu hermana :)

Anónimo dijo...

Los hermanos son nuestra propia sangre derramada por amor. Sólo que no se ha contado con nosotros al derramarla, por eso cuesta hacerse a la idea de lo mucho que se les quiere y se les echa de menos.
Luego te das cuenta y, bueno, ya es tarde pero nunca es tarde.
Ojalá algún día me anime a escribirles algo bonito a cada uno como has hecho tú. Claro que yo tengo bastante más trabajo.
Un abrazo fuerte y ya me explicarás lo de "Que viva el Bogavante".