24 de febrero de 2010

EL ESCROTO DE AZNAR

"Siempre tendrás un bigote a tu lado" (José María Aznar a George Bush)


Por culpa de Quim Monzó estoy sufriendo una pesadilla diurna esta mañana en el trabajo. En su artículo de hoy de La Vanguardia (podéis leerlo aquí) nos habla del lenguaje no verbal y el muy cabrón (y digo cabrón como un cumplido) nos pone como ejemplo, por un lado, el dedo corazón alzado del ex-presidente Aznar contra un grupo de estudiantes en Oviedo y, por otro, el del candidato a Eurovisión John Cobra que decidió agarrarse los testículos como muestra de desaprobación ante el abucheo del público. La diferencia, según Monzó, reside en que la cultura algo menos elevada del señor Cobra respecto a la de Aznar, le hizo caer en la redundancia.

Por culpa de Monzó, llevo toda la mañana visualizando a Aznar agitando su escroto arriba y abajo con vehemencia. Culpen a mi portentosa imaginación pero no es tan raro. Todos sabemos que tras la "peineta" llena de soberbia de Jose Mari hay contenidos muchos de los insultos que Cobra verbalizó más allá de sus gestos. ¡Qué más da estudiantes que eurofans! ¡Qué más da ex-presidente que ex-presidiario! Esta mañana, una secuencia de imágenes me tortura: los estudiantes abuchean a Aznar y éste simula masturbarse con las dos manos y grita: "¡Toma, toma y toma!". Y los estudiantes gritan: "¡Asesino!" Y Aznar responde: "¡Me coméis la polla, maricones". Y los estudiantes: "¡Lameculos de Bush! ¡Criminal de guerra!". Y Aznar: "¡Iros a tomar por el culo! ¡Viva forocoches!".

Aznar no dijo nada de eso, ni se sacudió el escroto, ni fingió masturbarse; Aznar alzó el dedo y sonrió. Pero por culpa de Quim Monzó yo lo visualizo como si hubiera pasado de verdad. En mi cabeza (llámenme loco) parece real. Pero mi mente enferma no se detiene ahí. Puestos a visualizar, mi abyecta imaginación va más allá del trauma, la vulgaridad y la perversión. Ya le hemos visto las abdominales a Aznar; no es tan raro visualizar su escroto. Pequeño, arrugadito, lleno de ira. Es el corazón de las tinieblas. Y Rajoy a su ladito, a cuatro patas, acariciándolo cual Anne Igartiburu: "Tranquilo, cariño, cálmate". ¡Qué imagen! Espero que me disculpen y comprendan que Aznar no es el Cobra ni el Cobra es Aznar. Estoy trabajando y no sé lo que me digo. ¡Qué mal rato estoy pasando! Y todo por culpa de Quim Monzó.

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