22 de diciembre de 2009

DESPERTARES

"Sus ojos, de tanto mirar entre las rejas, están tan cansados que ya no pueden ver otra cosa. Para él, es como si hubiera mil rejas y tras esas mil rejas no existiera el mundo" (Robin Williams, Despertares)

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Suena el despertador. Lo golpeo. Se apaga. No importa la melodía que elijas: duele. Por mucho que puedas pagar, nadie inventará para ti un despertador agradable. Me levanto en la oscuridad de las nueve de la mañana. Me tropiezo con una zapatilla. Me resbalo con un calzoncillo. Tengo más ropa en el suelo que en el armario. Media hora más tarde, salgo a la calle. Llueve y la gente se golpea con los paraguas al cruzarse. Es Navidad. Buenos días, Barcelona.
Media hora más tarde, me siento frente a uno de los ordenadores de mi empresa. Abro el SAP, el Mygest, el RightFax y el Outlook Express. Aprendo cosas que nunca van a servirme para nada. Me coloco el auricular y abro el teléfono en pantalla. Una voz por detrás de mí, en tono de supervisor al que han programado para no expresar las emociones, me dice:
No te pongas aquí. Pregúntale a tu coordinadora dónde te sientas hoy.
Hago lo propio y mi coordinadora elige un lugar para mí claramente al azar y sin darle ninguna importancia. Me siento. Abro el SAP, el Myges, el RightFax, el Outlook Express y el teléfono en pantalla. Respondo un par de llamadas con desinterés. La voz aséptica del coordinador programado para dar órdenes desde una amable frialdad ataca de nuevo:
Si no te importa, mejor no te sientes aquí. Es que necesitamos este ordenador.
Ya, pero es que mi coordinadora me ha dicho que me ponga aquí.
Ya, pero es que yo soy tu supervisor y te digo que te cambies.
Ya, pero es que tú me has dicho que le pregunte a ella.
Da igual. Ahora cámbiate.
Saco un detonador del bolsillo interno de mi americana con un enorme botón rojo y cuatro luces. Aprieto el botón y hago explotar el edificio entero.

Suena el despertador. Lo golpeo. ¿Estoy despierto? Me incorporo. Cojo ropa del suelo. La huelo. Me visto. Me lavo la cara con violencia. Observo al tipo que me observa desde el otro lado del espejo.
Una hora más tarde, estoy respondiendo llamadas de clientes muy nerviosos. Es la semana de Navidad. Quieren que sus pedidos lleguen antes de Nochebuena. No les importa que haya un temporal de nieve en toda España. No les parece razonable. Tratan de discutir conmigo. Oigo de fondo a los niños de San Ildefonso. Quieren tener a sus clientes contentos, más allá de las posibilidades reales del negocio y quieren cenar con sus familias en Nochebuena y quieren ganar la lotería. Yo también quiero. Pero no he comprado ningún boleto.
Me levanto un momento de mi posición. El aliento rancio de mi supervisor susurra:
Cuando te levantes, recuerda ponerte en "trabajo administrativo". Y no les digas a los clientes "hasta luego".
Estoy desnudo en medio de la oficina. Todos me observan. No sé dónde esconderme.

Suena el despertador. Dos horas después, estoy en la oficina. Nos han cortado internet. No quieren que entremos a internet. Quieren que cojamos llamadas. Pero si no hay llamadas, no quieren que hagamos nada. Sólo estar ahí y esperar a que entren más llamadas. Por eso nos han cortado internet.
Bajo al segundo piso. Me han dicho que al final nos van a dar un lote. La recepcionista pregunta mi nombre. Busca en una lista para saber si me corresponde lote bueno o lote malo. Me da una caja con tres vinos de baja calidad. Le digo:
Prefiero que me lo deis prorrateado. Como las pagas. Un vaso de vino al mes.
Salgo al pasillo. Llamo al ascensor. Se abren las puertas. Entro, pero no hay ascensor. Caigo por el hueco. Grito desesperadamente. Caigo. Caigo. Caigo. No tiene fondo.

Suena el despertador. Lo golpeo. ¿Qué día es hoy?

5 comentarios:

disfàgic dijo...

¡¡¡¡Dioshhh!!!! ¡¡Es la maldición de la vida de la marmota!! Dormir y repetir incesantemente el mismo tedio diario.
Tu supervisor y tu coordinadora son un encanto. Al menos te ofrecen un sitio de trabajo diferente cada día, incluso más de una vez. ¡Siéntate afortunado!

Rafael Arenas García dijo...

Muuuy bueno. Lástima que no sea editor; te publicaría el blog entero, haría que lo tradujeran al inglés. Te lo daría para que lo supervisaras y lo lanzaría en todo el mundo.
Como no soy editor lo único que haré es, con tu permiso, dedicar una entrada en mi blog al tuyo.
Saludos, y feliz Navidad.

Anónimo dijo...

¡Maldito sea el día de la marmota! Jeje, lo peor de un día tedioso es repetirlo una y otra vez. Al menos los tuyos, Marc, son más variados.

¡Gracias, Rafael! Me alegras el día. Tener un blog en internet es ya una manera de estar lanzado en todo el mundo. Sólo falta que te descubran. Por mí, encantado de que le dediques una entrada. Muchas gracias, de verdad.

Bon Nadal a tots!

Anónimo dijo...

sabes q empiezo a cogerle rabia a tu supervisor...

Anónimo dijo...

Pues anda que yo... jaja